martes, 17 de julio de 2012

miércoles, 4 de julio de 2012

¿Sabía usted que...


cuando no está trabajando en su música, Carlos Alberto “El Indio” Solari se dedica a escribir cuentos infantiles bajo el seudónimo Teresita Esperanza Sangre de Reyes?
Sus cuentos han alcanzado la popularidad a nivel mundial, en los últimos años han sido traducidos a más de 30 idiomas. Es el autor de éxitos como “El ataque flashbomb del conejito trotskista a la granja del Tio Sam”, “Chow Mein para la matanza del picnic”, “El encantador de giles burgueses y los pibes del budismo imperialista pseudo liberal”, “Karlitos Marx aprende a decir mentiras”, “Futuro Falopa Gang-Bang Child” y “La fábula de la china roja y el agente naranja”, entre otros.  


viernes, 29 de junio de 2012

martes, 26 de junio de 2012

Con B de Felicidad

6ta Parte

Una tarde de jueves, cuando Bernardo regresó a la casa, luego de su recorrido habitual por la ciudad con el diario bajo el brazo, se encontró con una banda de rock tocando en el living. Feliza, a cargo de la guitarra y la voz, era acompañada por una bajista y una baterista que manipulaban sus instrumentos con gran destreza. Tenían un sonido muy potente, o mejor dicho, estridente. Bernardo pensó en un juego de cacerolas cayendo por las escaleras. El abuso de distorsión en la guitarra y los alaridos de Feliza rompían con toda armonía y aportaban una desprolijidad, por momentos, excesiva. El bajo avanzaba feroz y constante, como una bestia hambrienta  detrás de la presa condenada. La batería marcaba el tiempo de un corazón gigante en  una explosión de adrenalina. Al frente del bombo, con letra imprenta grande y clara, vibraba el nombre y debajo, encerrado entre paréntesis, el mismo en inglés:
LAS FELICES
(The Happy Ones)
En cuanto notó a Bernardo parado delante de la puerta, el grupo se detuvo.
- ¡Berni! Vení que te presento a la banda. – dijo Feliza emocionada. Girando hacía sus compañeras, y con el entusiasmo de una conductora de televisión, prosiguió – Chicas, él es mi primo Bernardo, llegó hace poco a la ciudad y por estos días está viviendo conmigo.
- Bienvenido, yo soy Candela, pero me dicen Candy. – dijo la bajista guiñándole un ojo.
- Hola, me llamo Penélope Josefina Luisa Oro. Mi nombre artístico es Penny Gold. – se presentó la baterista con actitud recia y el ceño fruncido. Resultaba imposible imaginarse una sonrisa en ese rostro.
- Encantado. Ustedes también son travestis, ¿no? – preguntó Bernardo escrutando a ambas con la mirada.
- ¡Trans, Berni, trans! – corrigió su prima.
- ¿Hay algún problema? ¿Sos facho vos? – lo increpó iracunda Penny Gold levantándose del taburete.
- ¿Qué? No, no, yo no tengo facha. – respondió nervioso Bernardo mientras negaba con la cabeza y las manos.
- Tranquila, Penny. Es buen muchacho y simplemente hizo una pregunta, sin intenciones de ofender a nadie. – intervino pacificadora Candy y dirigiéndose a Bernardo continuó – Si, somos trans y ¡queremos conquistar al mundo con nuestra música! El problema es que nos quedamos sin cantante y tu prima no sabe vocalizar. Parece que empieza el día haciendo gárgaras con virutas de metal.
Todos estallaron en una carcajada, excepto  por Penny Gold que se limitó a asentir con la cabeza.
- ¡Ya sé! Berni estuvo en el coro de la iglesia, podríamos probar con él – dijo Feliza.
- Pero yo no sé nada de rock. – dijo Bernardo ante el comentario de su prima.
- ¿Qué importa? El rock viene después. Además, sería perfecto: ¡tres trans y un homosexual! – dijo excitada Candy.
- ¡Si! Berni, Penny, Candy y Feli. – agregó Feliza.
- Pe… pero ¿cómo saben que soy gay? – preguntó avergonzado Bernardo.
Nuevamente estalló una carcajada grupal, excepto por Penny Gold que esta vez se limitó a negar con la cabeza compasivamente. Feliza lo abrazó a su primo con ternura.
- Está todo más que bien, ahora estás en familia. – le susurró al oído con una dulzura que, a Bernardo, le era totalmente ajena.        
Bernardo comenzó a percibir algo extraño. De pronto una inusitada sensación lo envolvía, como una corriente protectora y confortable. Se encontraba rodeado de personas que no parecían juzgarlo ni incomodarse por su apariencia. Bajó la guardia y se permitió disfrutar de ese momento; por primera vez en su vida estaba con amigos y podía descansar de ese mundo hostil que lo había albergado durante dieciocho años.    

viernes, 22 de junio de 2012

¿Sabía usted que...


en una reciente investigación científica realizada por la Universiteit Antwerpen (Bélgica), un grupo de monos fue expuesto a la discografía de Prince durante 45 días ininterrumpidos, en sesiones de escucha general de 12 horas diarias?
Los resultados fueron sorprendentes: hubo un incremento notable de la excitabilidad y actividad sexual, tanto heterosexual como homosexual, llegando incluso en algunos casos a presentarse cuadros de patologías asociadas, como hipersexualidad y necrofilia.
La misma experiencia se realizó con música de U2, pero los monos comenzaron a matarse entre ellos y uno se proclamó rey.  

 

jueves, 14 de junio de 2012

viernes, 8 de junio de 2012

Con B de Felicidad

5ta Parte

Los días transcurrían en paz. A pesar de la enorme diferencia entre ambos, los primos lograban coexistir en un extraño universo armonioso y cálido. Bernardo se levantaba temprano por la mañana, iba a buscar el diario y, mientras desayunaba unos mates con bizcochitos de grasa, marcaba anuncios de ofertas laborales. Luego, dedicaba varios minutos a intentar meterse en su único traje, aquel que su madre le había comprado unos años atrás para asistir a todas las fiestas de quince a las que nunca fue invitado.
Vestido de ese modo, su apariencia suscitaba algo siniestro. Más allá de sus características físicas, verlo empotrado en medio de ese pequeño traje provocaba desconfianza y malestar en la gente. La camisa arrugada y generalmente, mal abotonada; una corbata que, debajo de su ancho cuello y enorme papada, se veía como un lazo de regalo intentando mantener unido un matambre; el ruedo insuficiente de los pantalones dejaba entrever unas medias toalla cortas; y cubriendo sus rollizos pies, unos zapatos de cuero negro gastados. Su imagen era némesis de elegancia.
En las entrevistas laborales, intentaba mostrarse afable y confiado, pero éstas solían durar poco. Al parecer, las personas que llevaban adelante la búsqueda, tomaban su decisión al momento de verlo cruzar la puerta. Algunas consultoras, por delicadeza o profesionalismo, le dedicaban el tiempo estipulado e ingresaban sus datos en la base. En otras empresas, se le acercaba alguien mientras esperaba su turno para decirle que el puesto ya estaba cubierto. Sin embargo, el aviso era exclusivamente para él, los otros candidatos seguían aguardando en el lugar.
Pero Bernardo estaba acostumbrado al rechazo y el fracaso. Era la respuesta natural de las personas, las instituciones y, en mayor o menor medida, de las circunstancias de la vida, hacia él. Con los años había desarrollado una habituación a la frustración que le permitía seguir adelante sin importar los resultados. Además, al volver a la casa siempre lo esperaba Feliza recién levantada para tocarle alguna canción con la guitarra o compartir juntos un aperitivo. Ella sabía muy bien como levantarle el ánimo.